Es difícil levantarse después de una derrota en un sector, y a fe que ADEMAR estaba pasando un momento complicado al que no estaba acostumbrado hace mucho tiempo, tenía que ganar a USURBIL para poder tener la oportunidad de pelear contra ese destructor que le esperaba el domingo.
El partido comenzó igualado aunque USURBIL era quien enseñaba la matrícula a ADEMAR, pero los locales se fueron centrando y consiguieron remontar al final de la primera parte.  Eso sí, la cosa no pintaba nada bien pues su especialista defensivo sumaba 2 exclusiones y el brazo que ayer mantuvo vivo al equipo hasta el final, hoy no conseguía anotar de ninguna manera.
Pero, ¿quién dijo miedo?  Otro inicio nefasto en la segunda parte y el trabajo permanente de USURBIL y su afición (¿habíamos hablado de ellos, verdad?) llevaba el partido a una diferencia de 4 goles en contra a falta de 11 minutos y las alarmas se dispararon.  Y entonces apareció él, el EQUIPO, ese bloque que siempre había estado ahí. Nadie se acordó de los fallos y todos se animaron, las viejas campanas Maristas tocaron a rebato y llamaron a una vieja amiga, la DEFENSA, que vino de la mano de las GANAS y de la ACTITUD, y entre todos consiguieron dar la vuelta al marcador con un parcial de 10-2 en 10 minutos.
Por lo menos se habían ganado el derecho a soñar, a depender de un triunfo que iba a ser difícil pero por el que se iba a pelear.
Nueva demostración de señorío por parte de ambas aficiones que se dejaron las manos en aplausos y ovaciones para ambos contendientes.
Resultado final 29-25 y una noche para descansar y soñar.

A continuación se enfrentaron los dos vencedores en la jornada previa para dirimir quien llegaba en disposición de depender de sí mismo en la jornada final.
Como el día anterior, el Barça comenzó fuerte, muy fuerte, dejando claro quien mandaba allí, pero Valladolid no se escondió y luchó sin descanso durante todo el partido.
A cada tirón blaugrana, los chicos de Valladolid intentaban recortar la diferencia y peleaban por cada balón, pero la calidad técnica y cantidad de efectivos del Barça fue pasando el rodillo por la cancha dejando sin efecto cualquier reacción vallisoletana.
El destructor seguía imponiendo su ley y dejaba claros sus objetivos.  Ante los aplausos de las aficiones el partido terminaba con un 40-22 que dejaba las cosas claras.